domingo, 26 de abril de 2009

No siempre se es mejor

Un silencio aterrador invadía la habitación. Afuera el viento no cesaba de soplar y hacía mucho frío. Adentro, en el living, una botella de vodka vacía se hacía notar sobre la mesa, con un vaso aún húmedo junto a ella. La poca luz que entraba por una rendija de las cortinas, dejaba ver un desorden inimaginable; la habitación se encontraba revuelta.
En la otra punta de la casa, en uno de los cuartos, se podía escuchar un sonido; algo que alguna vez había logrado ser una hermosa canción, y que ahora solo eran acordes de guitarra desafinada.
Esos sonidos provenían de la habitación de Federico, un joven de tan solo 19 años.
Federico era un chico normal, alto, rubio, de ojos color café. Él tenía una vida normal, salía con sus amigos, era un buen alumno que casi siempre sacaba buenas notas, pero tenia una cualidad muy particular: La de atraer una gran cantidad de mujeres. Como todo hombre que posee esa cualidad, sabía explotarla muy bien. Siempre se lo encontraba en alguna plaza abrazado a alguna chica, pero siempre una diferente.
Todo en su vida parecía funcionar a la perfección, hasta el momento en que se cruzó con Florencia, una bonita chica de 18 años. Florencia era hermosa, alta, de hermosos rasgos y mirada tierna.
Federico quedó atontado al verla, estaba sintiendo algo único, creía que se por primera vez se había enamorado de una muchacha. Era un sentimiento único para el, ya que nunca antes se había enamorado.
Apenas Federico se recuperó de esa sensación se dirigió hacia Florencia con su típica sonriza de galán y le habló. Pero no hubo otra respuesta de parte de ella que "¿No ves que estoy ocupada? No te desubiques pendejo". Fede quedó totalmente anonadado, nunca en su vida lo habían rechazado, además, el nunca se daba por vencido.
Esa misma noche, se la cruzó en un fiesta. Ella estaba hermosa, con un largo vestido azul que casi le rozaba los tobillos, y con su pelo totalmente suelto. Otra vez él se quedo anonadado. No podía creer lo que sus ojos le mostraban. Ella, ahí, tan preciosa, fumando un cigarrillo mientras charlaba con una amiga, parecía tan vulnerable a los hombres que solo buscaban una aventura. Federico no aguantó mas y decidió ir a probar suerte otra vez, pero lo único que consiguió fue que le tire con un cenicero.
No lograba entenderlo, siempre había conseguido a todas las mujeres que deseaba, pero parecía que con Florencia iba a ser todo diferente.
Las depresiones comenzaron a llegar con el paso del tiempo, y cada día que pasaba, Fede se hundía más y más en ellas. Así pasaron los días, y el pensaba como poder conquistarla. Lo intentó todo, desde flores hasta poemas, pero nada lograba que ella se fijara en él.
Federico no podía seguir así por mucho tiempo más. Hasta que una noche, encerrado en su casa, agarró una botella de vodka y comenzó a beber de ella. Bebió y bebió hasta que no quedaba más líquido en el interior del recipiente. Estando totalmente borracho, se dirigió a su cuarto, destruyendo todo aquello que se le interponía en su camino, y una vez allí tomó su guitarra y empezó a cantar lo que en algún momento fue una canción para Florencia.
Tocó y tocó su guitarra hasta que se quedó dormido en el piso de su habitación. Luego de un rato logró levantarse, pero la borrachera aún duraba. Se dirigió hasta el living, tomó un cuaderno y escribió: "Dejo esta nota para expresar lo que siento en este momento, así todo el mundo va a poder entender mis acciones. Elijo esta salida porque no encuentro otra opción. Me veo casi obligado a hacerlo. Pido perdón por mis acciones, por las cosas malas que hice en mi vida, y pido perdón a toda aquella persona que le halla hecho daño. Me retracto de todo lo que hice, y como las palabras no alcanzan, solo me queda esta acción."
Una vez terminada la nota, arrancó la hoja del cuaderno y la pegó en la heladera. Tomó su teléfono celular y escribió un mensaje de texto, destinado a Florencia que decía: "Esto que estoy haciendo es por vos, ya que nunca vas a imaginar lo que siento por vos". y lo envió. Seguido a eso, apagó el teléfono, se dirigió a su cuarto, tomó un cinturón y lo amarró al ventilador. Acto seguido, se paró sobre su cama, se pasó el cinturón por el cuello, lo ajustó y saltó.
Pocos segundos luchó, retorciendo su cuerpo mientras se ponía morado, hasta que los movimientos cesaron y Federico murió.....




Esto te lo dedico a vos amiga Florencia, que me ayudastes con los nombres de la historia y que me bancás siempre..Gracias por todo y vas a ver que todo te va a salir bien.

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